
(Imagen: focusfeatures.com)
EL HILO INVISIBLE, Phantom Thread, Paul Thomas Anderson, 2017
En 2017 Paul Thomas Anderson nos dejó una de las películas del año. No podía ser menos poniendo al frente a Daniel Day- Lewis, en el que podría ser su último papel (el actor anunció su retirada del cine unos meses antes del estreno).
UN MODISTO NEURÓTICO
La trama está sostenida por un protagonista con tal cúmulo de manías y neurosis que harían palidecer de envidia a cualquiera de los psicópatas del cine Hollywood actual. Y es que Reynolds Woodcock es el sueño de cualquier actor consagrado, así que Daniel Day-Lewis no iba a desaprovechar la ocasión de brillar en la piel de este egocéntrico modisto, adorado por la clase alta londinense durante los años 50. Su genialidad conlleva muchos sacrificios personales, tanto para él como para los que le rodean, ya que Woodcock se aferra como si fuese un salvavidas, a una rutina sacramental, en la que sólo cabe el culto a sí mismo.
LA MUSA
En su día a día de soltero recalcitrante sólo parece haber sitio para su hermana Cyril (una Lesley Manville impecable). Ella es su socia en la casa de modas que ambos regentan, y complementa a su hermano con las habilidades sociales de las que él carece.
Como elemento desestabilizador aparece la nueva musa/modelo/ amante elegida por Woodcock, Alma Elson, a la que da vida Vicky Krieps. Actriz de Luxemburgo, poco conocida en España, y todo un descubrimiento manteniendo el pulso de Lewis.
Realizada con un mimo marca de la casa, la puesta en escena de El Hilo invisible emana un toque artesanal, de cine hecho “como el de antes”. Una película exquisitamente delicada que se recrea en la pulcritud de cada puntada, y se toma su tiempo para presentar a los personajes y al hilo invisible que los une.