
(Fotografía: Sony Pictures Classics)
WHIPLASH, Damien Chazelle, 2014
En 2014 Damien Chazelle, estrenó su segundo trabajo como director, Whiplash, filme que se convirtió automáticamente en una de las películas revelación de 2014. El motivo es que Whiplash suena fresca, aunque sea una melodía que en parte ya nos han tarareado antes.
LOS LÍMITES DE LA GRANDEZA
La trama está centrada en los sueños de grandeza del joven baterista de jazz Andrew Neyman (Miles Teller). A pesar de su juventud, consigue convertirse en alumno del profesor estrella del conservatorio de música Shaffer de Nueva York, considerado el mejor del país.
El profesor Fletcher (J.K Simmons), es un personaje tan fascinante como voluble en sus apegos, que dirige su orquesta con despótica exigencia. El personaje llega a explicar su particular método educativo en una escena clave de la película, justificando su conducta humillante y sádica por la búsqueda de la grandeza entre sus alumnos. Una criba para encontrar al nuevo Charlie Parker.
LOS ANZUELOS DE CHAZELLE
Damien Chazelle lanza su propuesta con varios anzuelos para enganchar al espectador.
Por un lado, le da un giro al cine musical, concentrando todo el protagonismo en un instrumento inusual, la batería. El prometedor Miles Teller consigue darle brillo dejándose la piel en sus duelos con la percusión.
Y luego está la joya absoluta de Whiplash, el inmenso J.K Simmons (el profesor Terence Fletcher), que se erige en el “Sargento de hierro” del conservatorio, consiguiendo inspirar algo más que respeto. Una apuesta clara del director por un secundario, que demuestra que los actores de reparto son protagonistas en la sombra.
Whiplash es sobre todo un prodigioso espectáculo que conjuga tortura psicológica, thriller, y drama de talentos tipo“Fama”.
Un guión minimalista sostenido por dos egos obsesivos, que unen sus destinos en una tormenta perfecta que estalla al final, en un colofón glorioso.