
COMANCHERÍA, Hell or high water, David Mckenzie, 2016
Todos recordaréis un tiempo de westerns épicos, en el que cada persona valía tanto como el peso de las balas que llevaba encima. Un lugar en el que lo válido era tomarse la justicia por su mano. Dos siglos después, David Mckenzie nos recuerda que parece mentira lo poco que han cambiado las cosas.
HELL OR HIGH WATER
“Hell or High water”, el título original de esta película, se aplica a aquellas situaciones en las que hay que cumplir un objetivo, sin importar el precio, “contra viento y marea”, que díriamos aquí.
Precisamente ése es el pedregoso camino que recorren dos atracadores de bancos, Toby y Tanner Howard, una pareja de hermanos diametralmente opuestos, que recorren un estado de Texas post crisis, muy alejado de los grandiosos paisajes crepusculares.
El cerebro de la operación actúa por necesidad, movido por su decisión de dejar de ser una víctima del sistema. Mientras su hermano, el brazo ejecutor, es un impulsivo ex presidiario que no sabe hacer otra cosa. Tanto Chris Pine, como Ben Foster convencen. Os sorprenderá especialmente el aplomo del primero, en el que es sin duda el papel de su carrera, al menos de momento.
JEFF BRIDGES, UN VIEJO ZORRO
Y como siempre ocurre en una historia como ésta, hay un Ranger de Texas que les pisa los talones. En este caso, dos. Un grandioso Jeff Bridges, que llena la pantalla enfundado en su papel de viejo zorro que olfatea la jubilación y su compañero Gil Birmingham, conocido por su papel de Bill Black en la saga Crepúsculo.
Estas dos parejas, brillan en una trama sólida y actual, dirigida por David McKenzie, un escocés que ha sabido captar magistralmente la esencia de los westerns clásicos y extrapolarla al escenario actual.
No os perdáis una de las mejores películas del 2016.
(Imagen Youtube.com)