
CHARLES CHAPLIN (16/04/1889 -25/12/1977)
Charles Spencer Chaplin vivió una infancia dickensiana en su Londres natal, incluyendo como en los libros del conocido autor, estancias en el orfanato. Nada hacía presagiar que aquel niño con padres inestables, que comenzó a actuar en las salas de music hall inglesas acabase siendo el genio más grande del cine.
NACE CHARLOT
Su periplo profesional comenzó en la compañía teatral de Fred Karmo con la que realizó giras por Estados Unidos, país en el que se quedó tras firmar un contrato con el estudio Keystone.
En 1914 durante el rodaje de Kid Auto races in Venice, Chaplin emulando a una especie de Max Linder zarrapastroso, combinó un bombín, una chaqueta raquítica, unos pantalones anchos, zapatones…Ah, y un bastón. ¡Había nacido Charlot!
El éxito de su nuevo personaje le ayudó a elevar su caché y a que se lo rifasen otros estudios como Essanay y Mutual donde siguió rodando cortometrajes con los que fue ganando fama.
CHARLOT INMORTAL
Aunque Chaplin ya escribía, dirigía y protagonizaba sus cortos, su portentoso talento necesitaba aún más espacio para crear. Así fue como en 1919 funda su propia productora, United Artists junto al director D.W Griffith y los actores Douglas Fairbanks y Mary Pickford.
Si antes su trabajo no había sido desdeñable, a partir del año 1925 se revela el Charles Chaplin sublime. Siguiendo la línea de El chico (First National, 1921), Charlot borda el slapstick con mensaje, añadiendo a su humor universal una buena dosis de drama y denuncia social. Comienza la época de los largometrajes en los que eleva la figura del vagabundo a personaje inmortal.
Chaplin es el creador de escenas imborrables de nuestra memoria cinéfila: El baile de los panecillos de La quimera del oro. El trabajador engullido por la cadena de montaje de Tiempos modernos. O la danza del globo terráqueo de El Gran dictador.
(ESPECIAL Charles Chaplin, Parte II – Pinchad aquí )