
LA NOCHE DEL CAZADOR, The night of the hunter, Charles Laughton, 1955
Hoy os voy a contar un cuento.
En 1955 el reputado actor Charles Laughton debutó en la dirección con La noche del cazador. Quiso la mala suerte que el filme (que adaptaba al cine la exitosa novela de Davis Grubb) fuese un auténtico fracaso de crítica y público. El batacazo hizo que Laughton no volviese a dirigir películas, aunque sí obras de teatro.
Pero ¡oh sorpresa! en este caso ni la crítica ni el público tenían razón y tampoco eran conscientes del gran director que había perdido el cine. Fue más adelante, en los años 60 cuando los críticos franceses de la influyente revista “Cahiers du cinema” incluyeron la cinta de Laughton entre los mejores títulos de la historia del cine norteamericano, aupando a la categoría de obra maestra este clásico incomprendido.
CUENTO GÓTICO
Con La noche del cazador Charles Laughton filmó un cuento de terror gótico en el que dos niños son perseguidos por un monstruo . En esta historia el monstruo es Harry Powell, un abominable Robert Mitchum en el papel más icónico de su carrera.
Harry Powell es el lobo del cuento que se envuelve en una piel de cordero que tiene la forma de traje de predicador. Con los nudillos tatuados con las palabras AMOR y ODIO, este falso profeta recién salido de la cárcel, acosa incansablemente a los dos hermanos, buscando los 10.000 dólares que su padre robó y escondió antes de ser detenido.
La fuerza arrolladora de sus imágenes y la fascinación que provoca el camaleónico Robert Mitchum pueden llegar a eclipsar el gran trabajo de los dos personajes femeninos: la viuda Willa Harper (Shelley Winters), sufrida madre de los pequeños. Y la única mujer inmune al veneno del predicador, Rachel Cooper (la reina del cine mudo Lillian Gish).
Perversa, hipnótica y tremendamente original, esta perturbadora pesadilla infantil, a pesar de haber sido infravalorada en su momento consiguió con toda justicia situarse entre los clásicos a reivindicar.
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