
(Imagen: Imdb)
Kirk Douglas se bebió la vida a sorbos hasta los 103 años como si su viaje fuese sólo de ida, sin escatimar esfuerzos para la vuelta. En su abultada filmografía disfrutó casi cien vidas en las que jamás temió a nada ni a nadie. Más bien al contrario, gozaba desafiando a la industria y a un público que acabó metiéndose en el bolsillo.
EL KIRK DOUGLAS DE SONRISA SOCARRONA
Supo encontrar su nicho entre tantos héroes fetén, poniendo a disposición de directores y guionistas un desenfadado atractivo que nunca le importó afear con cicatrices, parches vikingos o harapos. Brillaba interpretando a personajes de conducta canalla que ponían un pie en la parcela de la vileza.
Carismático, enérgico y decidido, con su sonrisa socarrona lucía imponente en cada nuevo papel y sólo encontró la horma de su zapato en otro “temible burlón” del cine, Burt Lancaster junto al que protagonizó siete películas.
GRANDES DIRECTORES
Trabajó con los grandes directores de su época, con Vincente Minnelli en Cautivos del mal (1952), El loco del pelo rojo (1956) y Dos semanas en otra ciudad (1962). Con otro grande, Billy Wilder bordó su personaje más perverso, el periodista sin escrúpulos Charles Tatum. Y por supuesto hay que destacar sus dos trabajos con Stanley Kubrick, la joya antibelicista Senderos de Gloria (1957) y su actuación más recordada. Porque podrá haber nuevas versiones, podrá haber series, pero él siempre será ESPARTACO (1960).
A pesar de la devoción del público y de haber estado nominado en tres ocasiones a la estatuilla, forma parte de ese grupo de grandes actores sin Óscar, al que la Academia sólo le concedió el honorífico en 1996.
A Issur Danielovitch Demsky, hijo de emigrantes rusos, (el menor de seis hermanas), no le fue fácil escalar hasta la cima, Tuvo que trabajar muy duro para transformarse en Kirk Douglas, el ídolo centenario. Pero vaya si lo consiguió, y durante ciento tres años incluso logró burlar a la muerte.