Imagen: Commons.Wikimedia.org. Autor: Lmattozz»
Paul Newman (1925-2008), fue uno de esos actores que consiguió elevarse por encima de los simples mortales para convertirse en una divinidad de Hollywood. Él simboliza como nadie esa mezcla perfecta de belleza, rebeldía y clase, imposible de encontrar en la vida real.
MARCADO POR LA FORTUNA
La suerte le llegó con el papel de Rocky Graciano en Marcado por el odio (1956), tras su frustrante debut en el cine con el film estilo pemplum El Cáliz de Plata (1954), del que Newman siempre renegó.
Luego vendrían interpretaciones de alto voltaje que reventaron la taquilla y pusieron una legión de fans a sus pies. Newman formó una pareja explosiva con Elizabeth Taylor en La gata sobre el tejado de zinc.
En el Largo y cálido verano, coincidió con la actriz Joanne Woodward, el amor de su vida. Se habían conocido unos años antes en Broadway, y acabaron casándose en 1958, tras divorciarse de su primera esposa.
PAUL NEWMAN CANALLA
Puede que Paul Newman comenzase en el cine gracias a su físico de Dios griego, pero conforme iba ganando experiencia y aplomo fue abandonando la imagen de galán y viró hacia papeles de canalla, perdedor, o ambas cosas a la vez. Una muestra son títulos como La leyenda de indomable, El buscavidas, y las colaboraciones con su gran amigo Robert Redford, con las que esta pareja de guapos a rabiar se metió al público en el bolsillo.
Su personalidad inquieta buscaba retos constantemente y no se conformó sólo con su faceta de actor, también dirigió siete películas. Fue nominado al Óscar nueve veces, y lo ganó en 1986 por El color del dinero.
Aunque evidentemente el Newman humano no siempre podía estar a altura del mito, nos quedamos enganchados al Paul Newman inmortal, el que subió al Olimpo en 2008, después de una vida llena de experiencias, en la que intentó aprovechar al máximo su tiempo entre los mortales.
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